Los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria luchaban este martes contra el reloj y el frío para buscar entre los escombros a supervivientes del violento sismo del lunes, que causó más de 7.800 muertos y unos 35.000 heridos, según el último balance difundido oficialmente.
Por momentos con las manos desnudas, los socorristas continuaron la dramática búsqueda de supervivientes durante la noche, desafiando al frío, la lluvia o la nieve y el riesgo de nuevos derrumbes.
El terremoto se sintió a las 4.17 (hora local) y se produjo a una profundidad de 17,9 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El epicentro se situó en el distrito de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras, en el sureste de Turquía, a unos 60 km de la frontera siria. Tuvo una magnitud de 7.8 y también se sintió en el Líbano y Chipre.
Debido a la hora en que ocurrió el sismo, de madrugada, sorprendió a la mayoría de la gente durmiendo en sus casas. Muchos no pudieron escapar. Los rescatistas buscan sobrevivientes entre los escombros. Horas más tarde se produjo una réplica de magnitud 7.5.