La final fue vertiginosa, de ida y vuelta. Con posesiones largas, pocas pérdidas, muchos tries e intercambios de liderazgo. El try de uno era contestado por otro. Francia se adelantó 21-14 al inicio del segundo tiempo, pero allí afloró lo mejor de los Pumas. El empate llegó en la posesión siguiente, a tono con la fisonomía que traía el partido.
El patrón de juego se cortó en los últimos dos minutos, donde los argentinos mostraron su hambre de gloria. Rodrigo Isgró, elegido el mejor jugador de la final, recuperó una pelota en propio campo, Tobías Wade metió un zapatazo para la corrida de Marcos Moneta, que hizo valer su apodo de Rayo, ganó la carrera y habilitó a Wade para poner al equipo en ventaja.
Luego de recuperar la salida, Wade repitió la fórmula y habilitó con el pie esta vez a Fraga, que con pocos segundos por jugar escapó a su marcador y sentenció el partido. “Siento una felicidad absoluta por el sacrificio que viene haciendo este equipo. Había muchos chicos lesionados, pero salimos adelante”, dijo el capitán Matías Osadczuk tras el triunfo. “Sumar y dar todo por el compañero es lo que identifica a este equipo. Tenemos que seguid por este camino”, agregó.