El paro convocado por la CGT para el 10 de abril sufrirá un revés de magnitud con la decisión de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de prestar ese día el servicio de colectivos. Así lo confirmó la jefatura del sindicato que es responsable de transportar a diario a 9 millones de personas y clave, junto con los ferroviarios, para la contundencia de una medida de fuerza nacional.
La UTA ya hizo saber a la “mesa chica” de la central obrera su determinación de adherir a la huelga nacional, pero al mismo tiempo no interrumpir las actividades por la vigencia de la conciliación obligatoria que dispuso el Gobierno de Javier Milei la semana pasada en el conflicto derivado de la paritaria de esa actividad en el AMBA. En el gremio alegaron que sus propios abogados aconsejaron no pasar por alto esa conciliación a pesar de haber sido dictada por una controversia sectorial y no de orden general como el paro de la CGT.
A las razones técnicas para no paralizar el servicio se le suman otras de índole política. En el sindicato que conduce Roberto Fernández insistieron con el malestar que causó que tanto la UTA como La Fraternidad, el gremio de los maquinistas de trenes, se anoticiaran por los medios de comunicación del paro nacional del 10 y luego de que la CGT prestara sus instalaciones para un congreso piquetero. Sólo después de ese anuncio el triunviro Héctor Daer convocó a la jefatura de ambas organizaciones para hacerles saber del paro.