En el Campo Histórico de la Cruz se llevó a cabo este jueves a la tarde la procesión en honor a la Virgen de Urkupiña, miles de vecinos devotos acompañaron con sus imágenes las oraciones y cánticos en honor a la “Mamita”.
Durante el día se llevó a cabo la fiesta central en la parroquia Nuestra Señora del Pilar, allí se realizó la tradicional chaya de autos, ritual para agradecer a la Madre Tierra por los frutos brindados y pedir por un próspero futuro. Autos adornados con aguayos y billetes se hicieron presente como todos los años para recibir la bendición de la Virgen de Urkupiña.
“Hace muchísimos años soy devota y es una emoción realmente muy grande venir a presenciar la misa de Nuestra Madre”, comentó una feligresa y agregó que siempre se le debe agradecer.
Imágenes de todos los tamaños acompañaron a la central, con diferentes atuendos, resaltó entre ellas la réplica de una Virgen que llevaba un vestido inspirado en la bandera de Salta.
Una familia decidió realizar un pequeño altar con todas las virgencitas de su casa. “Salud para toda la familia y para que a ningún niño del mundo le falte un pedazo de pan en su hogar, por los enfermos y perdidos”, comentó una vecina del barrio El Pilar. Su imágen fue un regalo, traída desde Quillacollo (Bolivia) donde, según la tradición, la Virgen se le apareció a una pastorcita.
En la Parroquia de la Santa Cruz
Desde la media tarde comenzaron a llegar de a poco numerosos grupos de familiares de la zona portando imágenes de la Mamita. Desde pequeñas virgencitas con sus coloridos vestiditos hasta imágenes más grandes se hicieron presentes para participar de la procesión por las calles adyacentes a la iglesia. De la procesión participaron cientos de personas con sus imágenes con canticos y rezos.
Luego de la procesión se realizó la bendición de las imágenes en el interior de la parroquia.
¡Que viva la virgen! fue la frase que se repetía de manera permanente en los grupos de personas que portaban las imágenes. No podía faltar el acompañamiento de los cuerpos de caporales y las camionetas que con sus equipos emitían el ritmo caporal, ritmo típico de Bolivia de donde es oriunda la virgen de Urkupiña.